Mayores con orgullo
La Fundación 26 de Diciembre ofrece atención residencial especializada a personas mayores LGTBI.
En la Comunidad de Madrid hay más de 160.000 mayores de 65 años LGTBI, el colectivo responsable de iniciar la lucha por los derechos de los gais y lesbianas hace 40 años y que hoy se siente invisibilizado por la percepción que parte de la sociedad tiene todavía de la comunidad arcoíris más mayor. Ya no son jóvenes ni tan guapos, ni pueden pasarse el día reivindicándose, pero están orgullosos de haber luchado toda la vida para que otros ahora puedan hacerlo.
Federico Armenteros es el creador de la Fundación 26 de Diciembre, una organización que pone el foco en este colectivo para llenar de compañía sus vidas y agradecerles todo ese esfuerzo realizado. Más de 70.000 de esos mayores viven en soledad, y muchos de ellos están en situación de dependencia: “Estamos intentando generar espacios donde esas personas puedan vivir sus últimos momentos tranquilos. Que se lo merecen. Hemos sufrido mucho”, nos recuerda.
La Fundación, además de talleres educativos, charlas y actividades culturales, tiene siete pisos de acogida y un equipo que se desplaza por toda la ciudad para repartir cariño y cuidados. Y eso incluye estar con ellos en los momentos más duros: “A muchos esta pandemia les ha recordado a la del VIH. Por eso, durante el confinamiento, hemos atendido a casi 700 personas, primero por videoconferencia y luego hemos ido hasta sus casas con los EPIS puestos, como astronautas en tierra amiga”, nos cuenta Federico, uno de los protagonistas de Pienso, Luego Actúo, la plataforma de Yoigo que recoge e impulsa proyectos increíbles de personas que como él, están cambiando el mundo.
Muchos mayores LGTBI sufren rechazo en las residencias convencionales. Allí se reencuentran con viejos fantasmas que les impiden ser ellos mismos. Por eso en la Fundación están creando ahora la primera residencia pública inclusiva con servicios especiales para el colectivo: “Apoyo psicológico, de terapia ocupacional, de fisioterapia, de trabajo social, de cuidados...”, 62 plazas en un edificio cedido por el Ayuntamiento y que se abrirá a finales de este año en Villaverde, Madrid.
Federico también vivió ese rechazo. Pasó 36 años escondido de sí mismo y cuando salió del armario tuvo la necesidad de entregar a los demás todo el cariño que él no tuvo. En la Fundación ha encontrado la manera de sentirse realizado y de luchar por ser parte de esa generación de mayores que pueden recordar su trabajo con ‘mucho orgullo’.